La higuera estéril y seca. Fe y oración.

Al amanecer cuando volvía a la ciudad, sintió hambre. Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró más que hojas. Entonces le dijo: ¡Que nunca jamás brote fruto de ti!» Y al momento se secó la higuera. Al verlo los discípulos, se maravillaron y decían: ¿Cómo ha quedado de repente seca la higuera? Jesús les respondió: «Os aseguro que si tenéis fe y no vaciláis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que incluso si decís a ese monte: ‘Quítate y arrójate al mar’, así sucederá. Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.» Mateo 21 (18 a 22)

Reflexión

Se puede ver claramente la analogía, una higuera es un ser humano, al que Dios le ha dado oportunidades de convertirse, creer en Jesús, dejar los malos caminos que ha tomado. El fruto son las acciones concretas, reales de esa persona hacía el bien, dejando el mal, acciones reales en favor de otros. Que la higuera se seque es finalmente la perdición espiritual, o del alma de esa persona. Con la muerte (que todos tendremos) se sella el destino de lo que esa alma eligió en vida, en su prueba de vida, sea a Dios o sea lejos de él. Todos tenemos la libertad, dada por Dios, de elegir. ¿Tú ya estás listo para mostrarle a Dios todo lo bueno que haz hecho cuando te llame?

 

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