Al amanecer cuando volvía a la ciudad, sintió hambre. Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró más que hojas. Entonces le dijo: ¡Que nunca jamás brote fruto de ti!» Y al momento se secó la higuera. Al verlo los discípulos, se maravillaron y decían: ¿Cómo ha quedado de repente seca la higuera? Jesús les respondió: «Os aseguro que si tenéis fe y no vaciláis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que …
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