Si tu hermano llega a pecar, ve y corrígele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si también desoye a la comunidad, considéralo como al pagano y al publicano. Yo os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Mateo 18 (15 al 18)
Reflexión
Jesús nos deja una responsabilidad, y es la de no ser timoratos, apáticos, sino todo lo contrario, estar al pendiente de nuestros hermanos y hacerles correcciones, de bueno modo, con amor, con al intención de hacerle ganar el Cielo si lo que hace es un pecado (algo que le puede distanciar o alejar de Dios). También debemos ser tolerantes y saber ignorar aquellos temas o pláticas que no representan a nuestra fé o te alejan de Dios, como por ejemplo si a alguien le gusta el café caliente o frío. Si esa persona a la que corregimos no nos escucha, Jesús nos pide seguirlo intentando pero cada vez con más testigos y así no quede duda del mensaje que se le está dando, que es de parte de Dios. Si al hacer ya público su pecado sigue ignorándonos, la sugerencia de Jesús es alejarnos de esta mala influencia, el bien ya está hecho por nuestra parte, nosotros ya no pecamos de omisión o de ignorar, sino ya fuimos valientes e hicimos lo correcto, y así como termina su lectura, ya por decisión del pecador, va a marcar su decisión en esta vida y en la otra.