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Apóstrofe a Jerusalén

«¡Jerusalén, Jerusalén, la que asesina a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa. Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» Mateo 23 (37 a 39)

Reflexión

Un mensaje verificable hoy día, ya que en más de 2000 años no ha habido en Jerusalén más profetas ni profecías, después de Jesús: fue la última oportunidad para los locales (judíos, fariseos) de escuchar a Dios, hacerse seguidores de Cristo. Es increíble el mensaje pacífico, justo, perfectamente congruente, y totalmente validado con los milagros, que no pudo vencer la ceguera arrogante y egocéntrica de la mayoría de los locales en Jerusalén. Aunque así como toda palabra de Jesús se ha cumplido y se cumplirá, también advierte en este pasaje que se convertirán, en el fin de los tiempos (ya sea la muerte de cada uno cuando conozca a Jesús y el evento apocalíptico del fin del mundo).

 

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