Jesús se compadeció de las multitudes porque vio que estaban «extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor».
- Él es el único Buen Pastor, pero sabía que no iba a quedarse de manera visible en este mundo todo el tiempo, por lo que eligió a a algunos para cuidar de su pueblo.
- Así, con sus doce discípulos, a quienes envió a buscar a «las ovejas perdidas de la casa de Israel», inició una cadena que llega hasta nuestros días.
- Los sucesores de los apóstoles, que son los obispos, y sus colaboradores, los presbíteros, hoy cuidan del pueblo del Señor y lo hacen presente a él a través de su Palabra y de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía.
«Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envié trabajadores a sus campos».
Jesús y su bondad y compasión no deja de sorprender, nosotros somos igual de bondadosos y compasivos con todos con los que tenemos contacto? O sólo con los que nos conviene? Podemos ver a Jesús en cada uno de estos hermanos desamparados o bien los más cercanos a nosotros que son con los que podemos hacer la obra de Dios?
No olvidemos a nuestros religiosos, que dan su vida por la obra de Jesús, al servir a la comunidad. Cuando se nos anda muriendo un familiar andamos como desesperados buscando un sacerdote para que le de la unción para prepararlo para ir con el Señor, pero el resto del tiempo? Estamos al pendiente de sus necesidades? «Adoptamos» alguna organización religiosa para llevar apoyos, hacerles sentir apoyados y queridos? Ayudamos a alguna obra de beneficencia, o a muchas mejor? O sólo cuando nos conviene? No será que Jesús te desconozca cuando te presentes con él… «yo no se quién es esta persona…»