Jesús enseñó la oración del Padre nuestro a sus discípulos cuando ellos le pidieron que les enseñara a orar.
+ Se trata de la oración por excelencia, ya que es el modelo a seguir de toda oración que digamos.
+ Cada vez que recemos un Padre nuestro, hagámoslo como si fuera la primera vez, conscientes de lo que decimos. No se trata de repetirlo comosi fuéramos unos loros.
+ En la parábola del amigo inoportuno, Jesús nos hace ver lo importante que es insistir en nuestros ruegos, aunque parezca que, de momento, no somos escuchados.
Tengamos la certeza de que Jesús siempre cumple su palabra. Por eso si él dijo: «Pidan y se les dará», confiemos en que, a través de nuestra oración, recibiremos:
+ Lo que pedimos
+ U otra cosa mejor, si no nos conviene lo que pedimos.
+ Como Dios es nuestro Padre, no le pidamos cosas que nos perjudiquen (que equivale a pedirle una víbora o un alacrán).
+ Pidamos cosas buenas al Señor, porque él sólo quiere darnos ese tipo de cosas.
Cuando hagamos oración no nos olvidemos de pedir el Espíritu Santo.
Reflexión
Es imposible comprender a Dios y lo que permite y lo que no permite, él no piensa linealmente como nosotros, piensa por todos a la vez, omnipresente, omnipotente, siempre tengamos en mente que debemos confiar, más que entender. Sin embargo Jesús nos da una clave importante, como todo lo que nos dice, y es pedir. Nosotros pidamos, recemos y oremos, y ésto siempre será permitido y bueno.