NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA…
- Ni Cristo lo fue – en el sentido de ser reconocido y honrado como tal – en su tierra, es decir, en Nazaret…
- Ni nosotros lo somos – en el mismo sentido – en la nuestra, es decir, en nuestro hogar, en nuestro sitio de trabajo.
- Pero no por eso Cristo dejó de predicar la palabra de Dios, que por lo visto no les agradó mucho a sus conciudadanos, ya que quisieron lanzarlo por un despeñadero.
- Ni por eso debemos nosotros – papás y mamás – dejar de predicar los mandamientos y los criterios de Dios a nuestros hijos, aunque a veces no les guste y les entren ganas de que nos esfumemos.
- Ser profeta – es decir predicar con la palabra y el ejemplo los valores cristianos, que obviamente no son los valores del mundo – para Cristo fue arriesgado, y lo es también para nosotros…
Pero ésta es la misión de Cristo, de su Iglesia, y de sus cristianos.