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Libro Antropología Psicológica: Hacía una teoría de la integración de la psicología (Parte 3 de 3)

[nextpage title=»Portada e Indice»]La persona en
LA FAMILIA AYER, HOY Y SIEMPRE

TERCERA PARTE
FEBRERO 2015

INDICE

Prólogo

Una perspectiva histórica y sociológica

Desarrollo del campo de la terapia familiar

El conocimiento de la familia funcional

Crianza y socialización de los hijos

Conclusión Final

Bibliografía

pág.

05

07

11

13

19

25

26

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Hemos tomado una selección principalmente de los libros Terapia Conyugal y familiar, y Para Salvarte para desarrollar algunos conceptos básicos sobre el tema del matrimonio y la familia, tratando de expresar la importancia que tiene estos temas para el crecimiento de todas las partes funcionales de la persona y llevarla a su plenitud y felicidad.

Prólogo

En los años 50, cuando la terapia familiar salió a la luz por primera vez, la perspectiva dominante en psiquiatría era el psicoanálisis, una perspectiva que se centraba casi de forma exclusiva en el individuo.
Los fundadores de la terapia familiar sostuvieron que la conducta de una persona no estaba determinada únicamente por pensamientos internos. Establecieron en primer lugar, el concepto de que la psicopatología individual no se puede comprender adecuadamente sin una detallada apreciación del contexto ambiental psicosocial (familia) dentro del que vive una persona; y en segundo lugar, la propuesta de que el cambio del contexto familiar de una persona podría ser una forma muy eficaz de cambiar las conductas disfuncionales.
Lo que evolucionó fue un modelo al que se ha denominado teoría familiar sistémica siendo una parte clave de esta teoría su especial atención a los patrones de comunicación como determinantes esenciales de la funcionalidad dentro de los sistemas familiares.
En los 90, la experiencia en el tratamiento de enfermedades especialmente crónicas como la esquizofrenia, diabetes o cáncer, hizo ver la importancia de la medicación donde el clínico necesita tener una buena formación sobre cómo negociar con la familia la planificación del tratamiento. Además también se dieron cuenta que se ponía énfasis casi exclusivo en los aspectos de la vida familiar que ejercen influencias negativas en sus miembros, virando hacia una perspectiva mucho más equilibrada, capaz de crear un clima emocional positivo. Mientras que anteriormente se ponía énfasis en qué no funcionaba la vida familiar y como librarse de ello, ahora se ponía énfasis en los aspectos de la vida familiar que funciona bien y cómo reforzar esos aspectos.
Sin embargo se ha caído actualmente, al ver en las familias tanta heterogeneidad, en la pérdida para la mayoría del rumbo de lo que es funcionalidad y disfuncionalidad, toman como bueno lo que ya se tenía para el individuo: solamente si te sientes “a gusto” no importa lo que hagas y como lo hagas.
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Una perspectiva histórica y sociológica

La perspectiva sobre el tema de la terapia se desarrolla en base en estudios de la sociedad occidental y principalmente en familias que brotan del panorama cultural americano. Por lo que desde el inicio empieza a plantear el pensamiento relativista de nuestra época cuando no pueden admitir que las formas familiares en la que crecimos son las formas familiares normales o correctas (aunque lo hayas pasado muy a gusto), por el contrario, son solo producto de un determinado lugar y de una determinada época.
Los cambios en la estructuras económicas y sociales a forzado que los roles y tareas específicos de los miembros de la familia haya ido variando al mismo tiempo.
Primero los hombre que trabajaban en las proximidades de su casa, dejaron sus granjas y sus hogares y se fueron a trabajar a la ciudad. Después siguieron las mujeres y hasta los hijos. Es increible que se considere, por muchos terapeutas americanos, que el ideal de la mujer solamente encargada del hogar data de este período, niegan que siempre haya sido así, e incluso niegan que sea una verdad biológica, aunque implique hasta el hecho que son las mujeres las que paren a los hijos. ¿Y estos son los que van a supuestamente “curar “ a las familias?.
Admiten que uno de los factores que más a influido en la actuales familias es el control de la natalidad. A mitad del siglo XX la familia americana media tenía dos o tres hijos y las mujeres en estudios de 1993, daban a conocer que todavía realizan la mayor parte de la tareas domésticas y que el 60% también trabajan fuera de casa. Este doble trabajo de la mujer ha llevado a un proceso de negociación en lo que se refiere a la división del trabajo en la casa.
Un editorial de la UNICEF referente a la familia cambiante, escrito en 1976, empieza así:
“La familia es la unidad básica de todas las sociedades independientemente de las diferencias culturales. Sean de donde sean las familias, éstas están formadas por hombres, mujeres e hijos unidos por lazos de parentesco y obligaciones mutuas. Se espera que la familia, dentro de sus posibilidades, cubra las necesidades básicas de sus miembros en cuanto a comida, hogar y ropa, así como el cubrimiento de las necesidades intangibles de afecto y sentido de pertenencia. La familia ayuda a transmitir de una generación a otra las tradiciones y los valores culturales, morales y espirituales característicos de cada sociedad.” Y sigue diciendo(…) Inevitablemente, en cada época se producen cambios(…), lo que ya vimos un poco más arriba.
Muchos observadores contemporáneos se refieren a las familias extensas multigeneracionales y felices de antaño como ideal al que deberíamos aspirar, y lamentan el llamado estado deprimente de la vida familiar actual, pero el autor sigue sosteniendo que no estamos tan mal. Aunque algunos escritores atribuyen esta privación a la decadencia moral, otros culpan de ello a la intrusión gubernamental en los asuntos privados y familiares. No obstante, las dos partes están de acuerdo en que las cosas parecían ser mucho mejores en el pasado y en que la vida familiar de hoy en día se está deteriorando. Sin embargo, el autor, se resiste a aceptar que tal circunstancia sea algo peor, solo es diferente.
Ahora veamos un poco de estadística que maneja este libro. El modelo tradicional de la familia media americana representaba en 1991 menos del 10% de la población americana. El número de personas divorciadas se ha triplicado: desde 4,3 millones en 1970 hasta 15.8 millones en 1991, lo que representa el 9% de lo adultos de 18 años o más. Los altos índices de divorcio, entre otras cosas, hacen que haya un gran número de personas en disposición de volverse a casar. Por ello, en 1992 más de 4 de cada 10 matrimonios americanos representan como mínimo el segundo matrimonio para la novia, para el novio o para ambos. Las personas que se casan antes de los 20 años tienen más probabilidades de divorciarse que quienes se casan con mayor edad así como los que abandonan sus estudios universitarios. El incremento de los índices de empleo y los logros educativos de la mujer repercute en: menos hijos por mujer, retraso de la maternidad y un período más corto en el que se tienen los hijos. Y aunque el autor lo considera probable reconoce que lo anterior ha contribuido también al engrosamiento de los índices de divorcio.
Desde el año 1972 más de un millón de jóvenes menores de 18 años -los que supone, en la población blanca, uno de cada seis- experimentan cada año el divorcio de sus padres, estimándose que el 46% de los niños de EE.UU. han crecido en la década de los setenta bajo la experiencia del divorcio de sus padres(…) con sus correspondientes síndromes caracterizado por depresión, ansiedad y hostilidad.
Aún que el índice de matrimonios sigue disminuyendo y a aumentado el número de partos en mujeres solteras y de los segundos matrimonios, en un estudio de International Herald Tribune en 1999, los divorcios seguian siendo altos, y detectó que los matrimonios eran menos felices que en el pasado. El índice de matrimonios había caído un tercio desde 1960: de 73 matrimonios por cada 1000 mujeres de 15 años o más, a 49 matrimonios por cada 1000 en 1996. Los factores responsables del descenso se destacan los siguientes: los matrimonios se dejan para más tarde; aumento de parejas que cohabitan; ha habido una explosión de las relaciones sexuales fuera del matrimonio; el movimiento de las mujeres hacia el mercado laboral ha disminuido la dependencia hacia sus maridos.
Sin embargo un informe realizado por la oficina de Referencias Demográficas de 1996 nos dice que “la familia tradicional americana se está volviendo a poner de moda en los años 90, aumentando los hogares biparentales con hijos y disminuyendo la tasa de divorcios de 23 a 20,5 por cada 1000 mujeres casadas de 1980 a 1994.
La familia nuclear en la que sólo trabaja uno de los cónyuges, representa únicamente el 13% de la población. Matrimonios sin hijos o con hijos ya criados (23%); personas solteras, viudas, separadas o divorciadas (21%); familias monoparentales (28%); y familias nucleares en las que trabajan los dos miembros de la vida conyugal(16%).
El ranking de felicidad en la mujeres es muy distinto al de los varones. Las esposas que hacen el trabajo tradicional son con mucho las más felices en su matrimonio, inmediatamente seguidas de las que trabajan tiempo completo.
En la opinión de Chester y Peel (1977), el concepto de familia implica tres elementos: matrimonio, descendencia y una vida en común.
“Hemos de reconocer que todos estos problemas están cambiando los valores, el marco axiológico estructural y referencial del que el hombre se servía para su orientación vital y el diseño de su personal proyecto biográfico. Y, por último, ha cambiado también, lógicamente, la misma antropología implícita que ad initio inspiró y sirvió como guía a estos cambios de comportamiento”.
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Desarrollo del campo de la terapia familiar.

Si bien el campo de la terapia conyugal y familiar es relativamente reciente, la vida familiar ha sido siempre el componente básico de la relaciones humanas. Además los matrimonios y las familias desempeñan unas funciones de socialización esenciales para los hijos y para la sociedad. Durante las tres últimas décadas, los profesionales de la salud mental han pasado de tener un enfoque único en la dinámica individual a examinar el enigmático proceso que conduce al malestar familiar.
Hasta los años 60, la comunidad psiquiátrica en general estuvo dominada por el pensamiento freudiano. En esa época, otros terapeutas que trabajaban con enfermos mentales comenzaron a sugerir que, cuando hubiere un miembro enfermo en una familia, debería de verse a la familia completa. En las clínicas pediátricas empezaron a reconocer la importancia de tratar con toda la unidad familiar sobre los asuntos centrados en los niños. ( Ackerman 1958,1966; Satir 1964).
Durante los años 70, el creciente alcance de la terapia familiar hizo que ésta se pudiera aplicar a un amplio abanico de problemas psiquiátricos en familias de nivel socioeconómico muy diferente, por lo que el número de modelos clínicos disponibles creció exponencialmente.
Durante los años 80, los datos esclarecieron la existencia de un componente biológico en la etiología de la esquizofrenia y otros trastornos y el tratamiento psicofarmacológico se convirtió en una práctica aceptada, donde sólo imperaba el psicoanálisis.
En los años 90, en Estados Unidos, esta especialidad es ya una titulación ampliamente reconocida y se ha convertido en una profesión independiente y colegiada.

Conceptos fundamentales.
Los pensamientos, sentimientos y modos de actuar de una persona se entienden como multideterminados y, en parte, como producto de relaciones interpersonales significativas. Aquí el autor, no menciona la importante herencia genética que nos da una predisposición de base.
Aunque muchos clínicos coinciden en que las interacciones problemáticas puede darse en familias en las que uno de sus miembros tiene un trastorno grave, no siempre está claro si esas interacciones problemáticas son la causa o el efecto del comportamiento del individuo perturbado. Y si lo que hay que tratar de arreglar es a la familia o al individu. (o ambas).
Cuando nos dirigimos al individuo, el tener una visión integrada de sus elementos esenciales y estructurales como persona es imperativo, pero cuando nos dirigimos a la familia, hay que basarse en una serie de teorías que combinan la perspectiva sistémica general de interacciones,(…) ciertas nociones de la psiquiatría interpersonal y las contribuciones más recientes del constructivismo social. Así, existe la necesidad de empezar a delinear los conceptos básicos que subyacen en los avances del entendimiento de los procesos familiares y de la intervención familiar.
El enfoque sistémico pone énfasis en la relación entre las partes de un todo complejo y en el contexto en el que suceden estos hechos, en lugar de aislar los hechos de su contexto. (Anónimo 1972). Un sistema es un grupo de partes que interactúan. En la naturaleza, cada sistema se encuentra dentro de uno mayor. En términos más generales, un sistema de vida está organizado, ejerce control sobre su entorno, se adapta a él y posee y consume energía. Y como ya habíamos visto en la segunda parte, la perspectiva sistémica sugiere que el organismo o entidad es mayor que la suma de sus partes.
El sistema vivo ha de tener fronteras para regular sus intercambios con otros sistemas externos. Ya aplicado en la familia, para que sea funcional debe de tener fronteras claras, porque las hay con fronteras sumamente rígidas y las abiertamente difusas y permeables, ambos extremos se ven propensos a producir comportamientos patológicos. Generalmente los miembros de la familia se encargan de mantener el sistema familiar para preservar sus tradiciones, mitos, patrones, identidades y valores. En su gran mayoría el sistema familiar comprende un mínimo de tres generaciones. No obstante, un subsistema particular de pareja/padres e hijos también puede ser considerado como un sistema. Sin embargo el individuo tiene una interacción continua y consistente entre la psicopatología (relacionada con factores biológicos y de desarrollo) y sus relaciones con sus seres queridos. En síntesis para mejorar el funcionamiento familiar se trata de mejorar la comunicación y disminuir el conflicto familiar.
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El conocimiento de la familia funcional

La familia tiene una historia y una función propia, cuyas particularidades difieren de las de los miembros individuales. Como ya vimos anteriormente, la acción de un miembro afecta a la familia completa. Cualquier sentimiento que se produzca, interna o externamente, en algún lugar que afecte a la familia, retumbará en todo el sistema familiar. Al mismo tiempo, cada familia tiene una estabilidad básica subyacente que mantiene la posición de cada uno de sus miembros dentro de la familia. La homeostasis familiar se refiere más generalmente al concepto de que la familia es un sistema diseñado para mantener un estado relativamente estable.
Ningún estudio ha tenido en cuenta todas las variables. Sin embargo en términos generales la clave para definir una familia funcional reside en la flexibilidad y el movimiento que permiten sus patrones característicos en respuesta al estrés, (Walsh 1993) quien identificó 10 procesos que la caracterizan. Hay también otro modelo basado únicamente en tres dimensiones: resolución de problemas, organización y clima emocional.
Un matrimonio a largo plazo que funcione perfectamente y que crezca en forma continua es algo muy poco frecuente con aproximadamente 5% de los matrimonios según los terapeutas. Lewis (1998), centrándose en la pareja (como sistema), sugirió que la decisión (y proceso) más importante es seleccionar a la persona con la que se va a compartir la vida, construyendo juntos una relación. El matrimonio es generalmente la relación más importante para el crecimiento individual de cada cónyuge y de los hijos.
Síntesis de los 10 procesos de Walsh característico de la familia funcionales:
❏ Sentimiento de unión y compromiso(…).
❏ Respeto por la diferencias individuales(…).
❏ En las parejas, una relación caracterizada por respeto mutuo, apoyo y por un reparto equitativo del poder y de las responsabilidades.
❏ Autoridad y liderazgo parental o ejecutivo eficaces(…).
❏ Estabilidad organizativa(…).
❏ Adaptabilidad(…) para afrontar eficazmente el estrés y los problemas que surjan(…).
❏ Comunicación abierta caracterizada por claridad de reglas y expectativas, interacción placentera y variedad de expresiones emocionales y respuesta empática.
❏ Procesos eficaces de resolución de problemas y conflictos.
❏ Un sistema de creencias compartido(…) sentimiento de unión con las generaciones pasadas y futuras, valores éticos y morales, e interés por la comunidad humana…
❏ Recursos adecuados que garanticen la seguridad económica y el apoyo psicosocial..
Dado que la función principal de la familia es la crianza de los hijos hasta que llegan a la edad adulta hay que tener en principio una relación razonablemente libre de proyección de los problemas en los hijos y de la incompatibilidad de objetivos, esto proviene de la necesidades intrapsíquicas del individuo con las conductas reflexivas que traen de sus familias de origen. También los aspectos de la vida conyugal y familiar están condicionados en gran medida por la edad de los miembros adultos. Las fases del desarrollo del adulto, con sus características propias, se pueden dividir aproximadamente en: adultos jóvenes (20-40 años), adultos de mediana edad (40-60 años) y personas mayores (60 años o más). El ciclo familiar tiene como fases tradicionales:
❏ Formación de la pareja (amor, cohabitación o compromiso y matrimonio).
❏ Familia con nuevos hijos.
❏ Familia con hijos en edad escolar.
❏ Familia con hijos adolescentes.
❏ Familia con hijos que se independizan .
❏ Familia con adultos de mediana edad (que puede incluir la jubilación de uno o ambos cónyuges y a menudo incluye el ser abuelos).
❏ La pareja como parte de una familia de tres generaciones (y la posible muerte del cónyuge)
Este último punto, tiene mayor importancia en esta época donde es frecuente encontrar ancianos maltratados, en los que la forma más frecuente de maltrato es la marginación y condena al aislamiento por parte de los hijos.
Ahora en las cinco dimensiones que determinan la calidad de una relación, se encuentran los aspectos básicos de la relaciones interpersonales (Lewis 1998):
❏ Poder. ¿Quien está al mando? Esta es un área compleja porque existen muchas clases de poder. Aunque nadie carece totalmente de poder en una relación y éste puede estar repartido de diferentes formas, la mayoría de las parejas llegan a un acuerdo general sobre quién está al mando. La forma en la que la pareja resuelve los conflictos hace de este factor el más importante de todos.
❏ Cercanía-distancia (intensidad emocional) y cantidad de actividades y valores compartidos. La pareja negocia qué tipo de distancia emocional les hace sentirse cercanos e íntimos y que tipo les hace sentirse demasiado distantes.
❏ Inclusión y exclusión. ¿A quién se considera como parte del sistema conyugal? Esta pregunta sobre las fronteras se aplica no sólo a familiares y otras personas, sino también al tiempo dedicado al trabajo y a intereses recreativos.
❏ Compromiso conyugal. Ambos miembros necesitan sentir un compromiso para con la relación por parte de los dos y sentir que son lo más importante en la vida de su pareja.
❏ Intimidad (el compartir vulnerabilidades recíprocamente). Los cónyuges a menudo discrepan de lo que necesitan compartir mediante el diálogo, pero para muchas parejas ésta es una parte importante o esencial del vínculo.
De la pregunta ¿Se necesita elegir un compañero igual o diferente de uno mismo? Se puede decir lo siguiente: las parejas que tienen en común variables como:
°- ❏ La clase socioeconómica,
°- ❏ Religión,
°- ❏ Origen racial o étnico,
°- ❏ Valores y actitud social y política,
tienden a tener más éxito. Sin embargo, la desemejanza o complementariedad de los estilos de personalidad, así como otros intereses secundarios, pueden mejorar la relación. Los factores de temperamento y personalidad son otros determinantes clave. Dos estudios (Markman, citado por Talan 1988; V. Thomas y Olson 1993) sugieren que los mejores predictores de lo que puede ser considerado un “buen” (funcional) matrimonio son:
°- ❏ Comunicación,
°- ❏ Habilidad para resolver conflictos,
°- ❏ Expectativas realista y
°- ❏ Acuerdo sobre valores religiosos.
Mientras que, según experiencia del autor, los matrimonios que parecen más estables con el paso del tiempo son aquellos en los que el marido desea recibir influencia de su esposa y compartir el poder. Los predictores del divorcio son, entre otros:
°- ❏ La ira exteriorizada,
°- ❏ Las críticas y el desprecio hacia la pareja,
°- ❏ Las actitudes defensivas y
°- ❏ La falta de disposición para hablar sobre ciertos temas.

Antes de buscar ayuda, algunos consejos para mantener estable un matrimonio:
Lo primero es el amor. El amor y la convivencia es la comunicación. Hay que saber escuchar con interés. Contarle nuestras cosas y que nos cuente las suyas. El amor procura:
°- ❏ Comprender antes que condenar,
°- ❏ Perdonar antes que castigar,
°- ❏ Ceder antes que imponer,
°- ❏ Dialogar antes que discutir,
°- ❏ Buscar soluciones antes que crear problemas.
¿ Como hacer fracasar un matrimonio ?
1. ❏ Abandonar las muestras de amor al otro cónyuge.
2. ❏ Dejarse llevar del amor a tercera persona.
3. ❏ Supervalorar los defectos del otro cónyuge.
4. ❏ Contestarle mal y alzarle la voz.
5. ❏ Prolongar los pequeños enfados, mantener la mala cara y ser difíciles para perdonar y
pedir perdón cuando sea necesario.
6. ❏ Desinteresarse de las cosas del otro.
7. ❏ Despreocuparse de hacerle feliz.
8. ❏ Molestarle continuamente. (J.Loring.2013)

¿ Que hacer para salir del conflicto matrimonial ?
1. ❏ Tomar conciencia del problema. Nada se resuelve si no se conoce su existencia.
2. ❏ Que los dos quieran resolverlo.
3. ❏ Buscar las causas que lo han originado.
4. ❏ No echarse la culpa mutuamente.
5. ❏ Perdonar: pedir perdón; ofrecer perdón.
6. ❏ Partir de lo que los une, y apoyarse en ello.
7. ❏ Buscar posible solución.
8. ❏ Diálogo: Ponerse a hablar. Preguntarse, ¿Que nos pasa?.
9. ❏ Escuchar. Aguantar. Tolerar.
10. ❏ Por último: buscar ayuda en tercera persona (consejero, sacerdote), no buscando
que nos dé la razón a nosotros. (J.Loring.2013)
Decálogo del matrimonio y del hogar:
❏ Antes que la profesión, incluso antes que los propios hijos -y precisamente por el bien de ellos- está vuestro amor de esposos, para el cual tenéis que saber encontrar “vuestro tiempo”.
❏ Paternidad responsable, sí; pero si el señor os da una familia numerosa, aceptadla como el mayor de los bienes.
❏ Que vuestro hogar esté siempre abierto para vuestros familiares y amigos.
❏ Que en vuestro hogar haya siempre un sitio de honor -como en vuestro corazón- para quienes os dieron la vida.
❏ Respetaos mutuamente vuestro campo de acción.
❏ Sed con vuestros hijos enérgicos en lo esencial y flexibles en lo accidental.
❏ No dramaticéis las cosas sencillas. Simplificad las cosas trágicas.
❏ La belleza, el buen gusto y el orden deben ser característico de vuestro hogar.
❏ Que una religiosidad sencilla y auténtica. envuelva en una sana espiritualidad vuestro hogar.

10. ❏ Aceptad vuestra situación. Como dice Quoist: “Si no podéis construir el castillo soñado, construid una cabaña. Pero no seréis felices en vuestra cabaña mientras sigáis soñando con el castillo”. (L.Riesgo y C.Pablo.1976)
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Crianza y socialización de los hijos.

Desde el punto de vista del autor, lo que llama personalidad es la adaptación de cada persona al equipo biológico heredado de nacimiento, que interactúa con las demandas de la familia y el mundo externo. Aunque gran parte del temperamento de un hijo es innato, su actitud final con relación al mundo, su conocimiento de las normas culturales y su actitud hacia los demás se desarrolla dentro de la familia y del vecindario y a través de los medios de comunicación (especialmente la televisión). Una negligencia o trauma temprano; o una educación caótica pueden causar un daño permanente en la estructura y funcionamiento cerebral del niño.
Los padres necesitan comprender o intuir las capacidades de sus hijos en las diferentes edades para educarlos de forma apropiada. Por ejemplo, no se puede esperar que un niño de un año demuestre paciencia y autocontrol, o intentar razonar con un hijo de tres años que ha tenido un berrinche. También puede haber dificultad cuando sus hijos atraviesan una determinada edad debido a lo que ellos vivieron en sus propias familias de origen. Lo que parece ser más destructivo para el desarrollo del hijo son los conflictos violentos entre los padres (ya estén casados o divorciados) que utilizan a los hijos como un arma, o una conducta muy inconsistente y principalmente de negligencia por parte de uno de los padres, divorciados o no. (Hetherington 1993). Los hermanos tienen un rol crucial en el mantenimiento de la homeostasis del sistema familiar. Los hermanos pueden colaborar cuando uno o los dos miembros del matrimonio no pueden ejercer sus roles parentales o en otro tipo de problemas. Cuando uno de los hermanos sufre un trastorno mental, los demás hermanos pueden ser puntos de apoyo activos. Los hermanos pueden imitar la relación parental peleándose de la misma forma que se pelean los padres o siendo uno de ellos dominante. El hecho de que éstos se apoyen entre sí y mantengan una amistad durante la infancia es hasta cierto punto una cuestión de temperamento y edad, pero también es un reflejo del fomento que sus padres hayan hecho del comportamiento amable y de su habilidad para mantener a los hijos fuera del conflicto parental.
Por último, a lo largo del curso de la vida familiar, las creencias características y los patrones de comportamiento persisten o evolucionan entre los miembros de la familia. Las creencias familiares centradas en temas fundamentales determinan qué elecciones se consideran normales o aceptables en tiempos de cambio.

Las obligaciones de los padres para con los hijos, que son, además de amarlos: alimentarlos, vestirlos, instruirlos en religión y en cultura, vigilarlos, corregirlos, darles buen ejemplo y procurarles un porvenir humano proporcionado a su estado y condición social. Es decir, educarlos física, emocional, intelectual, espiritual y moralmente, y protegerlos de los peligros de alma y cuerpo. La familia es vínculo de transmisión normativa. Pero es necesario que la normativa moral y religiosa se dé con convicción, con motivación y con el ejemplo.
Hay una cosa básica en la educación de los niños: que ellos se sientan amados. Que ellos vean que se les castiga por su bien. Que se sientan amados no despreciados. En lugar de decirles “eres malo”, decirles “eso que has hecho está mal”. Evitar los epítetos peyorativos “eres tonto”, “eres inepto”, “todo lo haces mal”. Si oye eso, se confirmará en serlo. Hay que combinar los elogios con las correcciones. Los padres trasmiten a sus hijos lo que ellos consideran valores, ideales, la verdad, el bien, lo correcto, la virtud, la honradez, el orden, la servicialidad, la responsabilidad, etc.,etc.
En educación, como en todo, se recoge lo que se siembra. Cuando se busca qué tienen en común las familias que han tenido éxito en la tarea de educar, casi siempre aparece un factor que se repite: establecieron un plan claro de educación de sus hijos desde muy pequeños. Quien sabe amar, sabe corregir, negar, conceder y premiar. El amor que consiste sólo en dar gustos, tolerar caprichos, y dejar sin sanción las culpas, es un amor equivocado. Un niño mimado y consentido se hace caprichoso, egoísta y poco sociable.
El castigo es inevitable, pues es moralmente imposible que tus hijos no cometan alguna falta que lo requiera: “sin castigo no hay educación posible”, dice uno de los más célebres pedagogos de nuestra época, Foerster. Pero para que el castigo sea educativo y eficaz ha de ser siempre:
❏ Oportuno: escogiendo el momento más propicio para imponerlo pasada la ira en unos y otros.
❏ Justo: sin exceder los límites de lo razonable.
❏ Prudente: sin dejarse llevar por la ira.
❏ Poco frecuente, para que sea eficaz.
❏ Cariñoso en la forma, para que el niño comprenda que se le impone por su propio bien(…)
Maite Mijancos, Directora del Instituto Europeo de Estudios de la Educación dice que los castigos deben ser:
❏ Pocos: cuando se castiga continuamente, se pierde eficacia.
❏ Proporcionados: la desproporción suele provenir si lo ponemos cuando estamos enfadados.
❏ Educativos: los mejores castigos son los que favorecen el hábito contrario.(…).
❏ Cortos: lo importante es que sepa que ha hecho una mala acción.
❏ Comprendidos: el niño debe saber el porqué del castigo.
❏ Amoroso: no debe dejar rencor en el corazón. Decirle que estás triste. Nunca que no lo quieres.
Después de aplicado el castigo, se deben hacer las paces con el niño lo antes posible.
El estímulo es más eficaz que la represión. Un elogio correcto, justo, oportuno, estimula y educa para el bien. Las personas necesitamos experimentar situaciones de éxito (…) De esta manera vamos adquiriendo lo que Harter llama “motivación de eficacia”, es decir, que la propia tarea en la que conseguimos el éxito se convierte en una fuente de satisfacción que nos motivará a seguir realizando otras tareas, con lo que aumentará nuestra probabilidad de volver a tener éxito en el futuro.
Es de la máxima importancia en la educación de los hijos la formación de la voluntad. La voluntad se fortalece enseñándola a renunciar. A esto hay que empezar de pequeño. Que empiece a renunciar a gustos, caprichos, comodidades, etc.,en bien de los que le rodea.
Las caídas en materia de sexualidad se deben, más que a la falta de información, a la debilidad de la voluntad. No es lo mismo información sexual que educación sexual. El Dr. Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría: “ Educar es comunicar conocimientos y promover actitudes(…). Hay que distinguir por tanto dos facetas en este terreno; por un lado la información y por el otro, la formación. Mientras el primero consiste tan sólo en la suma de una serie de datos, observaciones y manifestaciones específicas, el segundo va más allá. Trata de ofrecer unas pautas de conducta de acuerdo con una orientación humana, se preocupa que a todo ese saber se le saque el mejor partido, favoreciendo la construcción de un hombre más maduro, más hecho, con más solidez(…) más humano y más dueño de sí mismo”.
Una educación sexual bien hecha -iniciación y educación- es necesaria, y el hacerla con discreción y delicadeza corresponde como un derecho y un deber a los padres, que lógicamente se han de preparar y empeñar en ella. Sería un error dejar esta educación, por un silencio culpable, a agentes inadecuados que el niño encontrará,(…). Una de las edades más peligrosas de los niños es entre los nueve y once años, y hay que orientarlos. No olvides nunca que en esta materia es preferible llegar con un mes de anticipación que con un día de retraso. Hay que responder con lealtad, con respuestas breves, claras, sencillas y naturales, enteramente verdaderas, aunque no se diga toda la verdad de una vez, sino escalonadamente, en diversas ocasiones, según las circunstancias, la edad y el grado de comprensión del niño.
Hay que educar en los valores. Hace falta un sistema de valores que sirvan de referencia en la vida. Los valores son guías de conducta. La escala de valores marca la conducta de cada individuo. Como dice el Profesor Enrique Rojas: “Educar es enseñar a pensar, a tener criterio”. Pero los valores se viven, se sugieren, se comparten, no se imponen. El ejemplo es la mejor manera de educar.
Los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas. En la familia, como iglesia doméstica que es, se deben dar las primeras enseñanzas religiosas a los hijos, además de complementarla con las enseñanza de la parroquia y de la escuela. Los padres católicos que mandan a sus hijos a escuelas donde les enseñan muy bien materias generales pero no les enseñan religión, tienen la responsabilidad de enseñarles ellos, principalmente con el ejemplo cotidiano y cuidar de que la escuela no les enseñen cosas contrarias a la doctrina católica.
Los hijos desiguales necesitan trato desigual. A un tímido habrá que tratarle con cariño para darle confianza. A un irascible, con calma y paciencia; pero con firmeza. La autoridad y la obediencia no se imponen a gritos, que sólo sirven para aumentar la rebeldía. Es muy importante en la educación de los niños saber proporcionarles placeres lícitos con alegría, y que sepan renunciar a lo ilícito sin angustia.
El padre y la madre deben estar siempre de acuerdo en cuanto a órdenes y castigos. Nunca deben contradecirse. David González Cea, en su libro “La autoridad del amor”, da estos consejos para saber mandar:
❏ Al mandar, procura que sean cosas razonables.
❏ Mandar con amabilidad: acompañar la orden con un “por favor”.
❏ Mandar con serenidad: nunca con ira ni gritos. Y menos con palabras ofensivas.
❏ Que las órdenes sean claras, y firmes.
❏ Y elogiar si han obedecido.
❏ Procura no mandar cosas demasiado difíciles.
Pero dada la orden, que sea ejecutada por encima de todo. Si el niño logra imponer su voluntad una vez, no lo olvidará y siempre intentará conseguirlo de nuevo.
El niño debe saber claramente que con llantos y gritos no podrá conseguir un capricho, o desobedecer una orden. Para los hijos, tan malo es una autoridad dura y rigurosa, como la permisividad con falta de autoridad.
La idea lleva al acto. La repetición de actos crea el hábito. El hábito se fortalece con la motivación. La motivación hay que caldearla con los afectos, sentimientos y emociones. Dijo William James: “Siembra una acción y recogerás un hábito. Siembra un hábito y recogerás un carácter. Siembra un carácter y recogerás un destino”.
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Conclusión final

Educar en términos generales, es con base a la Antropología propuesta:
❏ Desarrollar la salud física y la fortaleza. La acción para lograr objetivos y vencer resistencias y obstáculos. Fortalecer la voluntad dirigida al bien para formar hábitos, para dominar las manifestaciones del poder, del placer, del orgullo y la soberbia. Ser alegres.
❏ Fomentar la convivencia en la familia y en la sociedad. La sensibilidad y los afectos para alentar los buenas obras, sentimientos, pensamientos y aspiraciones; dominar el enojo, la pasión y saber armonizar los conflictos. Amar a nuestro prójimo. Apreciar la belleza de todo lo que nos rodea. Tener paz.
❏ Conocer y alcanzar las finalidades: de vivir, reproducirse, crecer la potencia del ser con la mente y el espíritu. Conocimiento cultural y científico; crecimiento en el pensamiento y los valores: lo útil, el bien; el amor, la belleza; la verdad y Dios. El orden y la perfección. Resolver problemas, dificultades; evitar defectos y degradación. Descubrir el sentido y el fin de la existencia. Alcanzar la trascendencia, la sabiduría y la santidad. Encontrar a Dios y la felicidad eterna. (1)

Bibliografía:

Glick, I.D.,Berman, E.M.,Clarkin, J.F., Rait, D.S.: Terapia conyugal y familiar. Cuarta edición. grupo Aula Médica S.L. Madrid. 2003.
Loring, Jorge.: Para Salvarte. Enciclopedia del católico del siglo XXI. 62a. edición. Ed. San Pablo. Bogotá, Colombia. 2013.
Polaino-Lorente, Aquilino y García Villamisar, Domingo. Terapia familiar y conyugal. Principios, modelos y programas. Instituto de Ciencias para la Familia, Universidad de Navarra. Ediciones Rialp, S.A..1993.
Castellanos N, H.J.: Pequeño manual de antropología Psicológica. Hacia una teoría de integración de la psicología. 9a. versión. 2015. (1)
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