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Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón…

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón…

Los mandamientos del Señor desbordan sabiduría; él nos los ha dado como el camino para ser felices en esta vida y en la eternidad: «guárdalos y ponlos en práctica, para que seas feliz y te multipliques. Así serás feliz, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres».

  • Sabemos que Jesús no vino a abolir la Ley ni los Profetas, sino a darles cumplimiento perfecto.
  • Por eso, cuando uno  de los escribas se acercó a Jesús para preguntarle acerca de cuál es el primero de los mandamientos, le contestó exactamente con el primer mandamiento de la Ley que Dios dio a su pueblo por medio de Moisés. Y añadió que el segundo es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», y que no hay mandamiento mayor que éstos.
  • Nadie puede dar lo que no tiene. Para que nuestro amor por Dios y por el prójimo aumente, tenemos que sacarlo de Dios mismo, él es la fuente del amor.

Por eso necesitamos conocerlo más, orar y recibir los sacramentos, en especial Eucaristía y Reconciliación.

Reflexión

Así vino Jesús a esta tierra, a derrochar amor sobre nosotros, dar ejemplo y corregir nuestro rumbo como humanidad y sociedad. Es normal que en las escrituras veamos renuencia y rechazo hacía Jesús que venía a cambiar muchas de las tradiciones, pero también vemos cómo vino a enmendar, ya que el mensaje de Dios desde Moisés en el que Dios debe ser nuestra prioridad, no fue cambiado, sólo se agregó que a través del prójimo lograremos dar ese amor a Dios.

 

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