Saber esto exige de nuestra parte que ejerzamos la virtud de la humildad, porque podemos envanecernos y dejar que «se nos suba a la cabeza». Fuimos redimidos por la Sangre de Cristo, y por el sacramento del Bautismo somos hijos de Dios en el Hijo. Reflexión Por eso Jesús nos contó la parábola de la oveja perdida, para Él; para Dios: somos amados. Los que ya estamos con Él, en su gracia de sus sacramentos y de sus palabras, ya …
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