Si alguna vez has observado a una jirafa, seguro te has preguntado por su peculiar naturaleza y majestuosidad. Juan José Arreola, en el cuento «La jirafa», publicado en Bestiario en 1972, nos muestra que esta criatura también representa un simbolismo de las aspiraciones humanas y los desafíos de crecer y evolucionar. Arreola, conocido por su capacidad de explorar temas existenciales y espirituales a través de seres y situaciones extraordinarias, convierte a este animal en un espejo de la condición humana.
De esta manera, el relato invita a reflexionar en torno a los dilemas de la búsqueda de trascendencia. Asimismo, expone el equilibrio entre los deseos elevados humanos y sus limitaciones. Acompáñanos en este análisis para descubrir cómo este cuento breve se convierte en una reflexión sobre las tensiones entre la voluntad divina y las adaptaciones de la creación.
Resumen
Básicamente, en el cuento «La jirafa,» Juan José Arreola presenta una historia breve sobre la creación de este animal, su transformación y su adaptabilidad a las circunstancias. La voz narrativa enuncia el descubrimiento de Dios: en la creación, colocó los frutos de su árbol predilecto a una altura demasiado elevada y las jirafas no alcanzan. Como solución, Dios alarga el cuello de la jirafa, ocasionado cambios en la proporción del animal con desafíos físicos que invitan a reflexionar.
La jirafa
Juan José Arreola
Al darse cuenta de que había puesto demasiado altos los frutos de un árbol predilecto, Dios no tuvo más remedio que alargar el cuello de la jirafa.
Cuadrúpedos de cabeza volátil, las jirafas quisieron ir por encima de su realidad corporal y entraron resueltamente al reino de las desproporciones. Hubo que resolver para ellas algunos problemas biológicos que más parecen de ingeniería y de mecánica: un circuito nervioso de doce metros de largo; una sangre que se eleva contra la ley de la gravedad mediante un corazón que funciona como bomba de pozo profundo; y todavía, a estas alturas, una lengua eyéctil que va más arriba, sobrepasando con veinte centímetros el alcance de los belfos para roer los pimpollos como una lima de acero.
Con todos sus derroches de técnica, que complican extraordinariamente su galope y sus amores, la jirafa representa mejor que nadie los devaneos del espíritu: busca en las alturas lo que otros encuentran al ras del suelo.
Pero como finalmente tiene que inclinarse de vez en cuando para beber el agua común, se ve obligada a desarrollar su acrobacia al revés. Y se pone entonces al nivel de los burros.
FIN
Análisis literario
Arreola utiliza la figura de la jirafa como una metáfora de la condición humana y espiritual. Dentro de una de las interpretaciones, se puede decir que el autor nos muestra cómo, a veces, buscamos alcanzar ideales elevados, similares a los frutos que están fuera de nuestro alcance natural. Es este anhelo de trascender nuestras limitaciones el que nos convierte en seres «desproporcionados» y complejos, con exigencias y sacrificios internos.
Desde una perspectiva religiosa, el cuento nos muestra la voluntad divina y los retos que vienen con los dones o los cambios que Dios otorga. Así como la jirafa tiene que aprender a vivir con su nuevo cuerpo, nosotros, cuando aspiramos a valores o metas más elevadas, debemos adaptarnos a nuestras circunstancias y aceptar tanto las ventajas como los desafíos que traen esos dones.
Arreola también toca el tema de la humildad, ya que la jirafa, por más alto que se eleve, debe inclinarse para satisfacer sus necesidades básicas. Este gesto de “bajar la cabeza” se convierte en un recordatorio de que todos, por elevados que sean nuestros objetivos, tenemos necesidades simples que nos acercan a los demás.
En el cuento «La jirafa», Arreola invita a reflexionar sobre cómo tu búsqueda espiritual o personal puede llevarte a situaciones paradójicas, en las que necesitas encontrar un balance entre tus aspiraciones y la humildad.
Y tú, ¿qué opinas?. ¡Cuéntanos tu reflexión de este cuento!
