El encuentro de Zaqueo con el Señor lo llenó de alegría y lo movió a dejar su antigua vida de pecado y a reparar el daño ocasionado a los demás.
Porque quiere salvarnos, Jesús también nos dice: «hoy tengo que hospedarme en tu casa».
Reflexión
Me parece fenomenal que algunas buenas personas veían a Jesús tal cual era, como Zaqueo, como Dios en la tierra, y su emoción fue grande al convivir con el mismo Jesús. Como todos, Zaqueo tenía defectos y pecados, pero en su encuentro con Cristo decidió corregirlos y mejorar.
Que todos seamos como Zaqueo, listos para la conversión con Cristo, con la emoción de ir a su encuentro.
Zaqueo era bajo de estatura, y eso no le impidió a recibir a Jesús en su casa, dejemos las excusas y encontrémonos con Jesús hoy mismo, ahí está esperándonos en la Eucaristía.