El mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán.
Lo ordinario es que nunca veamos físicamente a Jesús en esta vida. ¿Cómo entonces, afirma que lo veremos?
Como él nunca miente, entonces en el evangelio de hoy se refiere a que podemos verlo con los ojos de la fe, iluminados por el Espíruto Santo:
– En sus sacerdotes, cuando ejercen el ministerio.
– En cada Misa.
– En su Palabra proclamada.
– Cuando lo recibimos en la Comunión o lo visitamos en el sagrario.
– En todos los demás Sacramentos.
– Cuando nos reunimos en su nombre para orar.
– En nuestro prójimo, especialmente en los pequeños y en quienes sufren.
«En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.»
Jesús nos da a entender con sus palabras en los evangelios que se queda con nosotros hasta el fin del mundo, osea siempre que haya vida, pero también da a entender que se queda con los que le buscan, con los que oran, y por eso «el resto del mundo no lo verá más», ya que quien lo ignore o rechace, Él igualmente lo va a desconocer y no lo va a presentar como amigo a Dios Padre.
Quieres seguir siendo un desconocido, o solo un conocido de Jesús, o deseas ser su amigo, con todas las implicaciones que conlleve?