Apóstoles de los «de dos en dos»
En aquél tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, «de dos en dos», a todos los pueblos y lugares donde pensaba ir.
También ahora:
- A todos los hogares a donde Cristo quiere ir, envía a sus discípulos «de dos en dos»
- Es decir un «el» y una «ella», un papá y una mamá.
- A nosotros -papás y mamás y futuros papás y mamás- es a quien Cristo nos ha encomendado la misión de prepararle el camino para que él llegue a nuestros hijos.
- Con nuestras palabras, ellos comenzarán (o no comenzarán) a conocer a Cristo y por lo tanto empezarán (o no) a amarlo, porque no se puede amar a quien no se conoce.
- Con nuestro ejemplo, ellos van a aprender (o no lo harán) a darle gracias a Dios por los beneficios recibidos, a acudir a él en todas las dificultades que se les presenten, a confiar en su Providencia, a pedirle perdón por las faltas cometidas.
- Con nuestro ejemplo también aprenderán a ser serviciales con los demás, a perdonarse mutuamente, a ver a Cristo en todos, especialmente en los más necesitados que nosotros; es decir, aprenderá a poner en práctica el mandamiento de «que se amen los unos a los otros como yo los he amado»
En aquél tiempo, pero también ahora…
Conclusión
El legado de Cristo es para ahora, es para siempre, no es anticuado ni obsoleto, por el contrario, cada día se afirma más cuánta razón tiene Jesús en sus palabras y ejemplo, debemos empezar con los más cercanos dándoles ejemplo de amor, sobre todo nuestros hijos que nos ven «para arriba» como ejemplo, y son «una esponja» que absorverá todo lo que decimos pero sobre todo lo que decimos Y hacemos, ya que son niños pero no tontos, debemos ser congruentes para hacer gente de bien, y gente que ame a Jesús, que lo conozca primero y aprenda a amarlo, con la gran vía para amarlo que es nuestro prójimo.