Guardemos nuestras palmas

 

Guardemos nuestras palmas

  • Esas palmas que hoy nos ha bendecido el sacerdote en la misa y con las que hoy hemos aclamado a Cristo. Pongámoslas dentro de nuestra casa, en la puerta.
  • Pero no para que no entren en ella los ladrones (no sirven para eso), sino para que todo el año nos recuerden que la victoria de Cristo y la victoria del cristiano sólo se obtienen a través del sufrimiento y de la cruz.
  • Para que no se nos olvide que, después de haber aclamado hoy a Cristo, sería muy feo salir mañana, o cualquier otro día del año, a crucificarlo y escupirlo… en los demás.

Guardémoslas, no como un objeto mágico, sino como un recordatorio.

 

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